Reducción del estrés y la ansiedad: se ha demostrado que acariciar a un perro favorece la disminución de los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y el aumento de la liberación de endorfinas, lo que promueve una sensación de bienestar.
Vínculo emocional: Los perros son conocidos por su capacidad para establecer fuertes vínculos emocionales con los humanos. Esta conexión puede proporcionar apoyo emocional y una sensación de seguridad a las personas que participan en las terapias.
Estimulación sensorial: La presencia de un perro y la interacción con él pueden estimular los sentidos y mejorar la conciencia sensorial en personas con diversidad funcional o trastornos del desarrollo.
Motivación y compromiso: Trabajar con un perro puede aumentar la motivación y el compromiso en las sesiones terapéuticas. Muchas personas están más dispuestas a participar en actividades terapéuticas cuando se involucran con un animal.
Mejora de habilidades sociales: Las interacciones con perros en un entorno terapéutico pueden ayudar a mejorar las habilidades sociales y de comunicación, especialmente en personas con dificultades para las relaciones sociales.
5 razones por las que las Intervenciones Asistidas con Perros pueden ser efectivas, según los estudios científicos:
Actualizado: 11 nov
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