Cómo aprenden los Animales: Descubre las Técnicas de Aprendizaje.
- Eider Otaegi Oiarzabal
- 5 nov 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 13 ene

El aprendizaje es un proceso fundamental para la adaptación y la supervivencia, y la psicología del aprendizaje nos permite entender los principios básicos que guían este proceso. Los procesos de aprendizaje de animales y humanos se basan en los mismos principios fundamentales: asociaciones, imitación, refuerzo y motivación.
Reconocer estas similitudes nos brinda una herramienta poderosa para entender mejor a nuestras mascotas: no solo seremos más empáticos con sus procesos, sino que también seremos más eficaces y realistas y reforzará nuestra relación con ellos.
1. Asociaciones que Moldean el Comportamiento
El proceso de aprendizaje mediante el cual un organismo asocia dos estímulos, de manera que uno de ellos provoca una respuesta automática fue descubierto por Ivan Pavlov y es conocido como: El condicionamiento clásico. Este tipo de aprendizaje se basa en la creación de asociaciones, y es una de las bases más importantes para entender cómo humanos y animales reaccionamos ante diferentes estímulos en nuestro entorno.
Ejemplos de Condicionamiento Clásico en Humanos y Animales
Si un perro pasa por un lugar donde ha tenido una experiencia que le causó miedo (como un sonido fuerte o un susto inesperado), puede aprender a asociar ese lugar con la sensación de miedo. Así, cada vez que pase por ese sitio, el perro podría sentir la misma ansiedad o incomodidad, aun cuando el estímulo que provocó su miedo ya no esté presente. La asociación del lugar (el estímulo) con la emoción de miedo crea una respuesta automática que afecta su comportamiento.
En los humanos, el condicionamiento clásico también se manifiesta de distintas formas. Imaginemos a una persona que escucha una canción en momentos felices y especiales; con el tiempo, esa canción puede evocar una respuesta emocional positiva cada vez que la escuche, incluso en otro contexto. Otro ejemplo cotidiano es cuando alguien que asocia un aroma específico (como el olor a hospital) con experiencias desagradables puede llegar a sentir incomodidad solo con percibir ese aroma en cualquier lugar.
2. Aprendizaje a través de las Consecuencias
El proceso mediante el cual los comportamientos se aprenden o eliminan a través de recompensas y castigos fue desarrollado por B.F. Skinner y se le llama: Condicionamiento operante. Reforzar un comportamiento (proporcionar una golosina, por ejemplo) aumentará la frecuencia de una conducta, y, al contrario, la eliminación del refuerzo (retirar la atención, por ejemplo) disminuirá la frecuencia de una conducta.
Este principio es uno de los más utilizados tanto en la educación de humanos como en el entrenamiento de animales, y muy especialmente, el refuerzo positivo. Y es que el refuerzo positivo no solo es gran motivador, sino que también fortalece la relación y el vínculo emocional entre quien enseña y quien aprende (lo contrario que el castigo).
¿Qué sucede con el castigo?
El castigo puede modificar una conducta de manera temporal, pero su efecto es limitado: no genera un aprendizaje profundo ni un cambio duradero, ya que no fomenta una comprensión real ni motiva de forma positiva a quien lo recibe.
El Refuerzo Positivo como Impulsor del Aprendizaje.
Imaginemos a un gato que aprende a usar un rascador en lugar del sofá. Cada vez que el gato utiliza el rascador, recibe un elogio (refuerzo positivo), lo cual aumenta la probabilidad de que repita ese comportamiento en lugar de rascar el sofá. Así, el gato asocia el uso del rascador con una recompensa, lo que ayuda a consolidar la conducta deseada.
En el caso de las personas, en una clase, cuando un estudiante participa activamente y recibe elogios de su profesor/a por sus contribuciones, es más probable que continúe participando en el futuro. Estos elogios funcionan como refuerzo positivo, incentivando al estudiante a seguir compartiendo sus ideas y aumentando su motivación y confianza en el aula.
3. El Aprendizaje Observacional: Aprender a través de la Imitación.
El aprendizaje observacional, propuesto por Albert Bandura, es un proceso mediante el cual los individuos, a través de la observación, aprenden a imitar el comportamiento de otros, al ver cómo otros los ejecutan y los resultados que obtienen, sin experiencia directa. Este tipo de aprendizaje es común tanto en humanos como en animales y destaca la importancia de los modelos de conducta.
En una manada, un perro joven observa cómo los perros adultos reaccionan ante diferentes situaciones, como la llegada de un extraño o el hallazgo de comida. Al ver a los miembros más experimentados de su grupo, el perro joven imita sus respuestas, aprendiendo cuándo debe alertarse, mostrarse amistoso o mantener la calma. Este aprendizaje observacional permite que el perro adopte comportamientos adaptativos en sintonía con las normas de su manada. En el caso de un perro domesticado, somos nosotros quienes cumplimos ese rol de guía y referencia, convirtiéndonos en su 'manada'.
En humanos, el aprendizaje por imitación también es una herramienta fundamental, especialmente en la infancia. Los niños y las niñas aprenden observando las acciones y reacciones de los adultos y otros niños y niñas, imitando comportamientos que ven como útiles o valorados. Por ejemplo, un niño puede aprender a compartir sus juguetes observando e imitando a un compañero que es elogiado por hacerlo.
Este tipo de aprendizaje destaca la importancia de los modelos de conducta en el entorno, ya que los individuos tienden a imitar conductas que perciben como exitosas o gratificantes, formando una base fundamental para el desarrollo social y emocional.
4. La Motivación: El Motor de la Acción.
La motivación es un principio clave en la psicología del aprendizaje, ya que potencia el deseo de aprender y superar obstáculos. Es aquello que nos mueve a actuar, el impulso interno que guía nuestras decisiones y comportamientos. La motivación es, además, altamente subjetiva: lo que resulta motivador para una persona o animal puede no serlo para otro, ya que está influenciada por experiencias, deseos y necesidades individuales.
Existen dos tipos principales de motivación: la motivación extrínseca, impulsada por recompensas externas, y la motivación intrínseca, que surge de un interés o satisfacción personal. Ambos tipos de motivación juegan un papel importante en el aprendizaje y el comportamiento; sin embargo, la motivación intrínseca suele generar un compromiso más duradero y profundo.
Por ejemplo, un estudiante que estudia para recibir un regalo de sus padres o para no recibir un castigo (que le quiten el móvil) está motivado extrínsecamente. Un niño que dibuja por el puro placer de crear arte o explorar su creatividad está motivado de forma intrínseca.
Un perro puede estar motivado a hacer ejercicios de adiestramiento por el premio de una golosina (motivación extrínseca), aprendiendo a sentarse o a dar la pata. Cuando un perro encuentra placer en descubrir nuevos lugares, agradar a las personas o la simple alegría de jugar, sin esperar nada a cambio, tenderá a mantener esas conductas de manera espontánea y constante.
5. La Importancia de la Generalización y el Aprendizaje Contextual
La generalización es la habilidad de aplicar un conocimiento o comportamiento adquirido en una situación a otras situaciones similares. El aprendizaje contextual, por su parte, implica la capacidad de adaptar el comportamiento en función de las señales específicas del entorno, tomando en cuenta las circunstancias cambiantes.
Generalización en el Aprendizaje
Ejemplos simples de la generalización, serían, por ejemplo, cuando el perro que ha aprendido a sentarse en casa transfiere ese comportamiento a cuando se encuentra en el parque o en la casa de un amigo; o cuando un niño que ha aprendido a decir "gracias" en casa extiende ese comportamiento a otros contextos, como en la escuela o en una tienda.
Aprendizaje Contextual: Adaptarse a las Señales del Entorno.
En los animales, un perro puede aprender que dentro de casa debe comportarse con calma y no saltar ni correr, mientras que en un espacio abierto como en la playa o en el monte, sí puede hacerlo. Esta adaptación al contexto es esencial para que el animal pueda responder adecuadamente según el entorno en el que se encuentre.
Para los humanos, el aprendizaje contextual también es crucial, especialmente en situaciones sociales y académicas. Un estudiante puede saber que en el aula debe mantener la atención y seguir las normas del profesorado, mientras que en el recreo puede comportarse de manera más libre y relajada. Esta capacidad para ajustar el comportamiento a cada contexto demuestra un aprendizaje más profundo y una comprensión de las normas específicas de cada situación.
Estos procesos son clave en el desarrollo tanto de animales como de humanos, permitiéndoles una respuesta flexible y adecuada ante la variedad de experiencias de su entorno.
Reflexión Final
La psicología del aprendizaje nos enseña que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos mecanismos y principios básicos que guían nuestro desarrollo. Comprender estas similitudes no solo mejora nuestra capacidad de enseñar y entrenar, sino que también fomenta un enfoque más empático y respetuoso hacia los procesos de aprendizaje de todas las especies. Al final, el aprendizaje, tanto humano como animal, es un viaje de adaptación, crecimiento y conexión.
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