Tus emociones afectan al comportamiento de tu animal: 4 Técnicas para convertirte en un Buen Referente.
- Eider Otaegi Oiarzabal
- 27 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 ene

¿Alguna vez te has preguntado cómo tus emociones afectan a tu mascota? Para quienes convivimos con animales, entender cómo nuestras emociones influyen en ellos y disponer de herramientas para gestionarlo es esencial para convertirnos en buenos referentes. Aquí tienes 4 técnicas que te serán de gran ayuda:
Recuerda que son expertos en leer tu Lenguaje Corporal
Los animales son muy sensibles a las señales emocionales y energéticas que emitimos. Esto es particularmente evidente en especies con una relación cercana al ser humano, como los perros y los gatos. Los animales interpretan nuestro lenguaje corporal y perciben señales que muchas veces nosotr@s mism@s pasamos por alto; captan nuestras posturas, gestos, las variaciones en el tono de voz, y hasta la tensión en nuestros músculos. Todo esto les transmite información sobre nuestro estado emocional, lo cual influye en su propio comportamiento, porque ajustan sus respuestas hacia nosotros.
La Importancia de Mantener la Calma
Uno de los aspectos más importantes en la convivencia y educación de nuestros animales es nuestra capacidad de trabajar desde la calma. Para ser un buen referente, es fundamental que abordemos la relación desde una actitud tranquila y centrada. Así, una persona que esté nerviosa, ansiosa o irritable, proyectará un tipo de energía que su mascota percibirá y a la que responderá de maneras diferentes: inquietud, sobreexcitación, miedo, agresividad, desobediencia, comportamientos evitativos,... Sin embargo, cuando estamos calmados, les transmitimos seguridad, y esto los ayuda a enfrentar mejor los retos y el entorno.
Trabaja el Autoconocimiento
El autoconocimiento es una herramienta poderosa en la convivencia con nuestros animales. Al identificar nuestras propias fortalezas y debilidades, podemos prestar atención a lo que nos generan diversas situaciones (alegría, miedo, estrés, ...) y trabajar en regular nuestras emociones antes de que afecten a nuestro animal.
Por ejemplo, imagina que, al pasear a tu perro, sueles ponerte nervios@ si ves a otros perros acercarse, porque temes que tu perro reaccione de forma brusca. Si eres consciente de esta reacción en ti, puedes concentrarte en realizar unas respiraciones profundas y relajar tu postura cuando notes que otro perro se aproxima. De este modo, le transmites seguridad en lugar de tensión, tu perro tendrá más confianza en ti (y tú en ti mism@) y, poco a poco, tu manejo de esos encuentros mejorará.
O imagina que tiendes a sentirte irritable después de un día largo de trabajo. Si reconoces este patrón, puedes dedicar unos minutos a relajarte antes de interactuar con tu mascota. De este modo, reduces la probabilidad de transmitirle esa tensión acumulada y, en lugar de eso, le ofreces un ambiente tranquilo que favorece su bienestar y conexión contigo.
Crea un entorno tranquilo y seguro
Construye un espacio que proporcione estabilidad y previsibilidad a tu animal, donde pueda relajarse y sentirse seguro, donde sepa que sus necesidades serán atendidas sin sobresaltos.
Conclusión
Para ser un buen referente para nuestros animales, es crucial que abordemos esta relación desde la calma y el autoconocimiento. Ellos son espejos emocionales que reflejan nuestras actitudes y emociones, por lo que el trabajo personal es la base de una convivencia equilibrada. No olvides que, al cuidarte y entenderte mejor, también estás cuidando y comprendiendo mejor a tu animal.
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